Declaración
Resumen
Annalena Baerbock (Alemania), presidenta de la Asamblea General, subrayó los desafíos actuales en el marco del 80.º aniversario de las Naciones Unidas. «Este no es un año cualquiera», afirmó, y destacó la difícil situación de las personas que viven en zonas en crisis, como Gaza, Ucrania, Haití y la República Democrática del Congo. Instó a las Naciones Unidas a mejorar y a «no permitir que los cínicos utilicen estos fracasos como arma arrojadiza» para afirmar que la institución está obsoleta o es irrelevante. Se preguntó si, cuando se ignoran los principios de la Carta de las Naciones Unidas, es la ONU la que fracasa. «No es la Carta la que ha fallado», ni las Naciones Unidas como institución, afirmó. «La Carta es tan firme como lo es la voluntad de los Estados Miembros que deseen respetarla» y de exigir responsabilidades a quienes la quebrantan. El mundo estaría peor sin las Naciones Unidas, subrayó, señalando que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) educa a 26 millones de niños y que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ayuda a casi 125 millones de personas.
Este período de sesiones servirá para encontrar la determinación para ser mejores juntos. La institución nació «en un mundo en llamas» y desde entonces ha sido «una brújula que apunta hacia la paz, la humanidad y la justicia». Su historia no es una de victorias fáciles, sino de caer y levantarse, de ayudarse mutuamente a levantarse y esforzarse más. Hoy, las Naciones Unidas se reúnen para demostrar que ellas, y todas las naciones representadas en ellas, pueden reunir la fortaleza y la unidad que se mostraron por primera vez en San Francisco hace 80 años. Los fundadores demostraron que el liderazgo no consiste en imponer la propia voluntad; no por altruismo, sino por beneficio mutuo e incluso por interés propio. Ayudar a los otros fortalece el propio país, como se vio en la respuesta a la pandemia mundial, la crisis climática, el desarrollo de normas internacionales de seguridad aérea y los esfuerzos para garantizar que la inteligencia artificial no quede sin control. «En este mundo globalizado y digitalizado, o trabajamos juntos o sufrimos solos».
Presentó el tema de este período de sesiones, «Juntas y juntos somos mejores: más de 80 años al servicio de la paz, el desarrollo y los derechos humanos». Estar a la altura de este lema no será fácil, pero la Asamblea General se creó para afrontar las cuestiones más difíciles y resolver las diferencias. «Sin embargo, incluso esta casa de diálogo y de diplomacia necesita una renovación», subrayó, destacando que la iniciativa ONU80 y un proceso de reforma más amplio son necesarios. Hizo hincapié en que nos encontramos en un momento decisivo. La Asamblea General debe crear unas Naciones Unidas ágiles, rentables y adecuada en función a sus propósitos, con una reforma en todas las capitales, que cumpla con el Pacto por el Futuro y acelere los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin los cuales no puede haber una paz duradera. Asimismo, en cuanto a la próxima persona que ocupe la Secretaría General, señaló que el cargo nunca ha sido ocupado por una mujer. No es solo una cuestión de representación, sino también de credibilidad de las Naciones Unidas, afirmó.
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La presidenta de la Asamblea General, Annalena Baerbock, trazaron un crudo diagnóstico de la situación global, pero defendio con firmeza el multilateralismo como única tabla de salvación frente al colapso.
Baerbock abrió su intervención con un realismo conmovedor: "Este 80 aniversario debería haber sido un momento de celebración.
Pero este no es un año cualquiera". Pintó con palabras desgarradoras el costo humano de los conflictos: "Miles de huérfanos en Gaza deambulan entre los escombros comiendo arena y bebiendo agua contaminada. Mujeres de noventa años en Ucrania se esconden de los drones. Los niños de Haití tienen demasiado miedo para ir al colegio".
Frente a este panorama, La presidenta de la Asamblea General defendio la Carta de la ONU con argumentos complementarios. Baerbock lanzó una pregunta crucial: "Cuando se ignoran los principios de la Carta, ¿es la ONU la que ha fracasado?". Y respondió: "No es la Carta la que falla. La Carta solo es tan fuerte como la voluntad de los Estados Miembros de defenderla".
Balance tangible de la ONU
La presidenta de la Asamblea enumeró logros concretos en un ejercicio de defensa de la ONU: "Sin el UNICEF, 26 millones de niños no habrían recibido educación. Sin el Programa Mundial de Alimentos, casi 125 millones de personas habrían carecido de asistencia alimentaria. Sin la Organización Mundial de la Salud, no se habrían suministrado más de mil millones de vacunas".
El mensaje que quedó flotando en el hemiciclo fue claro: pese a las crisis, las divisiones y el escepticismo, la ONU sigue siendo el único foro donde pueden encontrarse soluciones globales. Como resumió Baerbock: "Imaginen lo mucho peor que sería sin las Naciones Unidas".
Declaración completa
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