Declaración
Resumen
«Sudán sangra», dijo Kamil El-Tayeb Idris, primer ministro de transición de Sudán. «Nuestros pueblos y ciudades han quedado en silencio bajo la sombra de una guerra sin precedentes, una invasión sin precedentes», dijo. Sin embargo, entre las cenizas de la guerra, hay un «latir único que se niega a morir» en la tranquila oración del refugiado, en el agricultor que siembra cultivos que tal vez nunca coseche, en la madre que canta a su hijo para que se duerma bajo el cielo abierto. No obstante, advirtió de las «grandes amenazas» que se ciernen sobre el multilateralismo, ya que las normas del derecho internacional se erosionan. En su país se están cometiendo crímenes de genocidio y se despliegan mercenarios extranjeros para ocupar Estados y masacrar a su población.
Durante los últimos tres años, el pueblo sudanés ha estado sometido a « amenazas a su existencia» debido a los crímenes cometidos por la milicia de las Fuerzas de Apoyo Rápido, dijo, y añadió que los sudaneses han sido expulsados de sus hogares y de su tierra natal con el fin de saquear la riqueza del país y provocar un cambio demográfico. Instó a que se garanticen instituciones nacionales sólidas, se detenga el flujo de armas letales a las milicias y se las declare como grupo terrorista. «Las violaciones de la resolución 1591 (2005) del Consejo prolongan la guerra y el sufrimiento de la población civil y reducen las posibilidades de paz», subrayó.
Para lograr la paz es necesaria la participación de las fuerzas políticas sudanesas y de la sociedad sudanesa, prosiguió, subrayando que no debe haber «ninguna injerencia o presión extranjera, ninguna solución parcial precipitada ni apoyo al extremismo étnico que conspira para destruir Sudán». En este contexto, afirmó el apoyo de su Gobierno a la hoja de ruta elaborada por las fuerzas nacionales y las organizaciones civiles, y presentada a las Naciones Unidas y a los mediadores, que incluye un alto el fuego, la retirada de las Fuerzas de Apoyo Rápido de las zonas ocupadas y el levantamiento inmediato del asedio de El Fasher. Pidió también que se aplicara la resolución 2736 (2024) del Consejo. «Imagínense: fue aprobada por el Consejo hace un año y hasta la fecha no se ha hecho nada al respecto», dijo. «¿Es esto posible?».
A continuación, describió las medidas que está adoptando su Gobierno en la transición hacia la democracia, entre ellas, la formación de un Gobierno civil de tecnócratas y el inicio de un diálogo nacional sudanés-sudanés para sentar las bases de unas elecciones libres y justas. El Gobierno «acabará con los vestigios de la guerra» y regresará a la capital, Jartum. Destacó un plan nacional para proteger a los civiles, presentado al Consejo de Seguridad y al Secretario General, que incluye un mecanismo nacional de protección y medidas para facilitar el acceso humanitario Sin embargo, deploró «el silencio internacional sobre los crímenes de las milicias», que equivale a un estímulo para que prosigan cometiendolos. Por eso pidió a la comunidad internacional que apoye al Gobierno civil, y añadió: «Sin paz, no hay futuro viable. Nunca nos rendiremos».
Declaración completa
Leer la declaración completa, en formato PDF.
Foto