Osman Saleh Mohammed, ministro de Asuntos Exteriores de Eritrea, recordó el fracaso de la Sociedad de Naciones a la hora de garantizar los objetivos de paz, crecimiento económico y prosperidad para la humanidad; las oportunidades perdidas incluso después de la creación de las Naciones Unidas en 1945 hasta el final de la Guerra Fría; y las peligrosas tendencias que se han puesto en marcha en el orden mundial unipolar durante los últimos 30 años.  «Los retos perennes se derivan de las modalidades de creación y acumulación de riqueza, y en particular de la distribución de la riqueza y los ingresos», subrayó. «El reto fundamental es cómo lograr un nuevo orden mundial que promueva la justicia y la equidad para sustituir la arquitectura de gobernanza mundial predominante», afirmó, cuyos contornos definitorios siguen siendo la dominación, el saqueo, el engaño y la represión.

Expresó su profunda preocupación por la terrible situación económica de los países subdesarrollados y, más concretamente, del marginado continente africano.  «África sigue siendo un continente en el que las materias primas se exportan a las llamadas economías «desarrolladas» a precios simbólicos; en el que los productos manufacturados/acabados se importan a precios muy inflados; en el que los regímenes gobernantes derrochan generosamente el dinero prestado, pero alardean cínicamente de una apariencia de progreso mientras se ven agobiados por una deuda creciente», subrayó. Describió la misión de la humanidad como un fracaso.

Afirmó que la tarea urgente y oportuna para todos los pueblos es fortalecer sus mecanismos de organización y coordinación para prevalecer contra las injusticias perennes de la dominación, el engaño, la coacción, la intimidación, el saqueo y la monopolización. Pidió que se levantaran todas las medidas coercitivas y sanciones unilaterales impuestas a países como Eritrea, así como el injusto embargo de 60 años contra Cuba y su designación arbitraria en la espuria lista de «Estados patrocinadores del terrorismo».