Félix-Antoine Tshisekedi Tshilombo, Presidente de la República Democrática del Congo, manifestó su entusiasmo ante la próxima participación de su país como miembro no permanente del Consejo de Seguridad en 2026-2027. “Nuestra participación será constructiva y holística”, con un enfoque en la paz, la seguridad y la prevención y resolución de conflictos. Citando la Posición Común Africana sobre la reforma del Consejo de Seguridad, dijo que África debe ocupar dos escaños permanentes y dos no permanentes, con los primeros gozando de los mismos derechos y obligaciones que los miembros permanentes actuales. África no puede permanecer al margen cuando se toman decisiones relativas sobre la paz y la seguridad internacionales, agregó.

Señaló que la explotación ilegal de los recursos naturales es una de las principales causas de conflicto, e instó a la comunidad internacional a apoyar la comisión de investigación independiente sobre las masacres perpetradas en el este de la República Democrática del Congo. Con el aumento de la temperatura global, aumenta la marginación y se multiplican los conflictos, al mismo tiempo que con frecuencia se vulnera el derecho internacional. “La retórica de la guerra está ganando terreno y estamos viendo el regreso de viejos demonios”, dijo, aludiendo a los conflictos en Gaza, Ucrania, Yemen, Myanmar y Siria, así como en la propia República Democrática del Congo, donde, durante más de tres decenios, la guerra se ha convertido en un “ejercicio depredador” y un “genocidio silencioso”.

Elogió el liderazgo del Presidente Trump por allanar el camino hacia un diálogo que condujo a la firma, en Washington, de un acuerdo de paz entre la República Democrática del Congo y Rwanda. El retiro de las tropas rwandesas y el fin del apoyo al M23 son condiciones no negociables para una paz real. Instó a las Naciones Unidas a garantizar la aplicación estricta de ese acuerdo; “de lo contrario, la sangre de inocentes seguirá corriendo”, afirmó. Entre otras medidas, apeló a la Asamblea General para que reconozca el genocidio congoleño y a las Naciones Unidas para que impongan sanciones a los perpetradores de crímenes económicos y de genocidio en el este del país.

Subrayó además la amenaza que representan para la estabilidad regional los grupos terroristas y extremistas, e instó a la ONU a aplicar diversas medidas, entre ellas el intercambio de inteligencia, la lucha contra la propaganda y el apoyo a las víctimas y a las comunidades. El Acuerdo de París sobre el cambio climático sigue siendo crucial, añadió, describiendo los esfuerzos que realiza su país para detener y revertir la deforestación. La República Democrática del Congo también respalda la iniciativa de tipificar el ecocidio como crimen. Asimismo, destacó los desafíos financieros en África, y solicitó una reforma urgente de la arquitectura financiera internacional para que los países en desarrollo puedan acceder a financiación en condiciones concesionarias.