Declaración
Resumen
Allah-Maye Halina, primer ministro de Chad, dijo que, tras 80 años desde su fundación, las Naciones Unidas deben renacer. Sería erróneo negar sus méritos, pero aún están lejos de alcanzar los propósitos de su Carta. «Debemos señalar que las Naciones Unidas nunca han decepcionado tanto como hoy en día» afirmó, y aludió a su incapacidad para detener los conflictos. Con demasiada frecuencia, se toman decisiones importantes que parecen beneficiar a unas pocas potencias en detrimento del Sur Global, mientras que, en el Consejo de Seguridad, África, cuna de una quinta parte de la humanidad, queda excluida de la representación permanente, señaló.
La situación en Gaza representa un fracaso colectivo de la comunidad internacional, un escándalo humanitario y un desafío moral sin precedentes, afirmó. Reiteró el llamamiento del Chad para que se reconozca un Estado palestino basado en la solución de dos Estados, las fronteras anteriores a 1967 y el cese inmediato de las actividades de asentamiento ilegales. La adopción esta semana de la Declaración de Nueva York es un paso histórico que debe transformarse en acciones concretas, afirmó. En cuanto a las cuestiones de desarrollo, dijo que se deben movilizar más de 4 billones de dólares cada año para que los países pobres cumplan la Agenda 2030. En ese sentido, el Compromiso de Sevilla es la última oportunidad para convertir las palabras en acciones, dijo, y añadió que el éxito de las Naciones Unidas se juzgará por la capacidad colectiva de ayudar a los países vulnerables.
La reforma del Consejo de Seguridad es una cuestión extremadamente urgente, prosiguió, afirmando que, en su formato actual, simboliza la injusticia, la doble moral y la incapacidad de las Naciones Unidas para satisfacer las expectativas de los pueblos del mundo. «Es totalmente inaceptable que África, cuna de la humanidad, pulmón demográfico del mundo y motor estratégico del siglo XXI, siga marginada en los más altos niveles de la gobernanza mundial», afirmó, y pidió que se asignaran a África dos puestos permanentes en el Consejo con derecho de veto, de conformidad con el Consenso de Ezulwini.
Llamó la atención sobre la persistente amenaza del terrorismo en la cuenca del lago Chad y afirmó que su país no ha recibido ayuda exterior para combatir a Boko Haram, al tiempo que se enfrenta a los efectos devastadores del cambio climático. Chad pide una mayor solidaridad para garantizar un acceso equitativo a la financiación, la tecnología verde y las vacunas. A continuación, expresó su profunda preocupación por la guerra en Sudán y sus consecuencias humanitarias, socioeconómicas, medioambientales y de seguridad, incluida la llegada de más de dos millones de refugiados a Chad, y celebró el impulso positivo hacia la paz, la reconciliación nacional y el progreso socioeconómico en la República Centroafricana.
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