Kassym-Jomart Tokayev, presidente de Kazajstán, destacó una «crisis de confianza» en las instituciones multilaterales y denunció que «las violaciones graves del derecho internacional se han convertido en una nueva normalidad». La comunidad internacional debe empoderar a las Naciones Unidas para que actúen. En ese sentido, es necesaria una reforma integral de la Organización y del Consejo de Seguridad. La reforma del Consejo debe incluir la representación de las principales potencias de Asia, África y América Latina, afirmó, y añadió que las voces de las «potencias medias responsables» también deben amplificarse en el órgano. Sin estas medidas, «las Naciones Unidas están condenadas a mitigar para siempre las consecuencias, mientras que las causas fundamentales proliferan eternamente», afirmó, y sugirió también que se revise la Carta de las Naciones Unidas para reformar la Organización.

Expresó su alarma por el colapso de los tratados de control de armas, y señaló que el gasto militar mundial alcanzó un récord de 2,7 billones de dólares en 2024, mientras que el coste de la violencia infligida ascendió a casi 20 billones de dólares. Con ese fin, pidió a las naciones que relanzaran un diálogo de alto nivel entre las potencias nucleares. La eliminación de la «mentalidad militante» puede medirse por la cantidad que los países invierten en la paz, afirmó. Por su parte, Kazajstán está dispuesto a acoger un nuevo diálogo sobre desarme nuclear y presentará su propuesta de crear una Agencia Internacional para la Seguridad y la Protección Biológicas. En cuanto a la crisis de Ucrania, expresó su preocupación por el hecho de que siga socavando la seguridad internacional y añadió que los esfuerzos bilaterales e internacionales deben llevarse a cabo con flexibilidad para satisfacer los intereses a largo plazo de ambos países. Del mismo modo, no se puede ignorar la crisis humanitaria en Gaza. La normalización de las relaciones entre Azerbaiyán y Armenia bajo la mediación de los Estados Unidos «demuestra que los conflictos arraigados pueden resolverse mediante la diplomacia y el sentido común», subrayó.

Añadió que: «Las tensiones geopolíticas actuales a veces tienden a que algunos líderes a afirmar que el choque de civilizaciones es inevitable». Sin embargo, estas divisiones son opciones políticas». Además, las declaraciones de los líderes políticos que manipulan la religión y la identidad para obtener beneficios políticos dañan la confianza y la buena voluntad. En cuanto a la economía de su país, dijo que la ubicación de Kazajstán en el centro de Eurasia le permite desempeñar un papel como centro logístico, gestionando el 80 % de todo el tránsito terrestre entre Asia y Europa. Su país está invirtiendo miles de millones de dólares en su infraestructura de tránsito, incluida la iniciativa «Un cinturón, una ruta» y el Corredor Transcaspiano. Sin embargo, el cambio climático es una gran amenaza en su región. Recordó que el 2024 fue el año más caluroso jamás registrado, y resaltó que Asia Central se está calentando el doble de la tasa mundial. El deshielo de los glaciares de las montañas de Alatau multiplica las amenazas a la seguridad alimentaria y del agua para millones de personas, añadió.

Además, señaló que, aunque su país logró preservar la parte norte del mar de Aral, el mar Caspio se está reduciendo rápidamente. Hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que adopte medidas urgentes para preservar los recursos hídricos del Caspio y anunció que su país acogerá una Cumbre Ecológica Regional en Astana en abril de 2026 para impulsar esta agenda.  No obstante, la estrategia energética de Kazajistán se basa en la explotación del petróleo, el gas, el carbón, el uranio y los minerales críticos. «El cambio climático y la agenda verde no pueden ser aceptados por todos los países que cuentan con enormes yacimientos, como el carbón, que hoy en día pueden limpiarse mediante tecnologías avanzadas», afirmó, y añadió que Kazajistán se ha comprometido a descarbonizarse en 35 años. Tras señalar que su país seguirá cooperando con todos los socios internacionales para diversificar su economía y aumentar su resiliencia, añadió que Kazajstán también seguirá actuando como puente, eligiendo «la paz por encima de la guerra».