Declaración
Resumen
Duma Gedion Boko, presidente de Botswana, afirmó que su país ha sido «bendecido con el regalo de los diamantes», que durante décadas han financiado escuelas, hospitales e infraestructuras. A pesar de la fluctuación actual de los mercados de diamantes, «nuestra visión es clara», afirmó, y destacó los objetivos de su país de diversificar su economía, empoderar a su población y fomentar la resiliencia. Hizo un llamamiento a los socios mundiales para que invirtieran en energías renovables, tecnología, agricultura sostenible e industrias de valor añadido. También pidió a las empresas, los innovadores y las instituciones que se unieran a Botswana en su «viaje hacia el cambio».
Describió Botswana como un país semiárido donde la población conoce el significado de la sequía, la escasez de agua, los cultivos marchitos bajo un sol implacable y «los medios de vida erosionados por fuerzas que escapan a nuestro control». Como el cambio climático es una realidad, Botswana se ha unido al Centro Global de Adaptación, afirmó, y pidió a los Estados miembros que aumenten la financiación destinada a la adaptación al clima, en infraestructuras hídricas, sistemas de alerta temprana y agricultura climáticamente inteligente.
A principios de este año, Botswana se enfrentó a una grave escasez de medicamentos esenciales, recordó. «Esta crisis puso de manifiesto no solo las vulnerabilidades de nuestras cadenas de suministro, sino también las desigualdades más amplias del sistema sanitario mundial». «El acceso a los medicamentos es un derecho humano, no un privilegio», subrayó, y pidió a las Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales y el sector privado que colaboren con su país en la creación de sistemas sanitarios resilientes. También alentó a explorar la producción local, los centros de suministro regionales y los mecanismos más justos «para garantizar que ninguna nación se enfrente sola a las emergencias sanitarias».
Describiéndose a su país como «una de las voces más destacadas de África», lamentó que el continente sea «tratado con demasiada frecuencia con una indiferencia afable». «La voz de África no se escucha», enfatizó, señalando que «las Naciones Unidas no pueden ser verdaderamente internacionales [...] hasta que nuestro continente, que alberga a una quinta parte de la población mundial, tenga voz en igualdad de condiciones en el máximo órgano de esta Organización». Dirigiéndose a los cinco miembros permanentes del Consejo, dijo: «Es hora de cumplir su promesa a un continente: acordar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para África, el único continente que lleva 80 años sin tenerlo».
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