Américo d'Oliveira dos Ramos, primer ministro y jefe de Gobierno de Santo Tomé y Príncipe, dijo que el tema del período de sesiones «resuena no solo como un ideal, sino como una necesidad imperiosa para la humanidad, para el desarrollo y la prosperidad colectivos». Se solidarizó con todas las naciones que han sufrido desastres naturales, conflictos y crisis humanitarias, y afirmó que no se trata de meras estadísticas, sino de vidas humanas reales, familias destrozadas y comunidades enteras forzadas a sufrir. «Todos sentimos vuestras pérdidas y vuestra resiliencia nos inspira a redoblar nuestros esfuerzos en la búsqueda de un mundo más seguro y justo», afirmó.

Si bien su país ha emprendido de manera responsable reformas en los sectores fiscal, económico, judicial y de la administración pública, los progresos logrados «siguen siendo frágiles y están constantemente amenazados». Hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que garantice que la transición de su país, asociada a su clasificación en diciembre de 2024 como país de ingresos medios —el octavo en alcanzar este hito—, se lleve a cabo «de forma gradual y armoniosa, acompañada de apoyo continuo y transformador». En cuanto al cambio climático, afirmó que su país, al ser un pequeño Estado insular en desarrollo, se enfrenta a «una de las mayores injusticias de nuestro tiempo» y se encuentra entre las principales víctimas del fenómeno, a pesar de «no contribuir a esta lacra mundial».

Pidió nuevos enfoques para los mecanismos de financiación que incorporen criterios de vulnerabilidad multidimensionales, integren los riesgos ambientales, climáticos y estructurales, y no se centren únicamente en la renta per cápita, y añadió: «Necesitamos instrumentos financieros más predecibles y accesibles, con condiciones concesionales» compatibles con la capacidad real de Santo Tomé y Príncipe. Señaló que, dado que el desarrollo requiere un contexto de paz y seguridad, su país está preocupado por la proliferación de conflictos en todo el mundo y aboga por su resolución pacífica, «porque solo el «silencio de las armas» puede crear un entorno en el que se pueda construir un futuro mejor con paz y desarrollo para todos los pueblos».

Pidió una solución permanente para el conflicto entre Israel y Palestina e instó a la comunidad internacional a dar más apoyo a las iniciativas africanas de paz y seguridad. Además, Santo Tomé y Príncipe condena «el persistente desprecio de los llamamientos de la comunidad internacional para que se levanten las restricciones económicas, financieras y comerciales impuestas a la República de Cuba», dijo. Asimismo, para que el Consejo de Seguridad refleje las realidades geopolíticas del siglo XXI, debe incluir al menos un puesto permanente para el continente africano, dijo, y añadió: «Es igualmente crucial reducir la burocracia dentro del sistema de las Naciones Unidas para que nuestra Organización pueda responder con mayor rapidez y eficacia a las crisis mundiales».