Declaración
Resumen
«Vivimos en un mundo muy distinto del que existía cuando se fundaron las Naciones Unidas en 1945 con el objetivo de prevenir las guerras», afirmó Giorgia Meloni, presidenta de Italia. «La pregunta que debemos hacernos 80 años después es: ¿Lo hemos conseguido?». La respuesta la encontramos en los titulares y es contundente. En este contexto, destacó las consecuencias de la guerra de agresión a gran escala iniciada en 2022 por la Federación de Rusia, miembro del Consejo de Seguridad, que «pisoteó deliberadamente» el artículo II de la Carta de las Naciones Unidas para anexionar territorio de otro Estado, y no está dispuesta a sentarse a la mesa de negociaciones. Esta guerra, afirmó, desató efectos desestabilizadores más allá de sus fronteras, y evidenció divisiones en las Naciones.
«No es casualidad que Hamás aprovechara el debilitamiento de esta arquitectura para lanzar el 7 de octubre de 2023 su ataque contra Israel», dijo, señalando que la «ferocidad» del ataque contra civiles desarmados llevó a Israel a una reacción que, en un principio, fue legítima, pero que ahora excede el límite de la proporcionalidad, con una guerra a gran escala que afecta de manera desproporcionada a los civiles palestinos. Por ese motivo, su país votará a favor de las sanciones propuestas por la Comisión Europea contra Israel. Para poner fin a la guerra, se necesitan soluciones concretas, afirmó, señalando que su país ha firmado la Declaración de Nueva York sobre la solución de dos Estados, haciendo hincapié en que la liberación de todos los rehenes israelíes y la renuncia de Hamás a cualquier papel en el Gobierno de Palestina son «condiciones previas indispensables».
A continuación, pidió una «reforma pragmática y realista» de las Naciones Unidas, que aporte transparencia a su misión y a sus gastos, y añadió: «Lo que llamamos el palacio de cristal debe ser verdaderamente una casa de cristal». No son solo las instituciones las que requieren una reforma, en un «cambio de era», afirmó, y pidió la revisión de instrumentos como las convenciones internacionales sobre la migración y el asilo, que se elaboraron antes de que existiera la migración irregular masiva o la trata de seres humanos. Están desactualizados y, cuando son interpretadas ideológicamente por poderes judiciales politizados, acaban pisoteando la ley en lugar de defenderla. «Las Naciones Unidas no pueden mirar hacia otro lado y proteger a los criminales en aras de los derechos civiles», subrayó.
Tras 30 años de «globalización de fe ciega», «las cosas no han salido bien y podrían empeorar», advirtió, pidiendo que se detengan los planes ecológicos insostenibles en Europa y Occidente, que están conduciendo a la desindustrialización mucho antes que a la descarbonización. Lamentó la transformación de los sectores productivos basada en teorías que ignoraban las necesidades y capacidades económicas de las personas, causando sufrimiento entre las clases sociales vulnerables. El ecologismo insostenible ha destruido el sector del automóvil en Europa, ha generado problemas en Estados Unidos y ha provocado la pérdida de empleo y competitividad, y no ha mejorado la salud del planeta. Afirmar esto no es negar el cambio climático, añadió, sino afirmar la razón, lo que significa «reformas graduales en lugar del extremismo ideológico», y mantener a la humanidad en el centro.
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