Gustavo Petro Urego, presidente de Colombia, en su cuarta y última declaración ante la Asamblea como presidente de su país, recordó que en su primer discurso ante ese órgano advirtió podría estallar un conflicto al lado de Ucrania, en Palestina, y sugirió una conferencia de paz. Sin embargo, «los que no tenemos bombas y ni grandes presupuestos no somos escuchados aquí», dijo. Cuatro años después, la terrible situación en Palestina no le llevó a creer que lo mismo pudiera ocurrir en la zona caribeña de Colombia, donde 17 jóvenes desarmados fueron asesinados por misiles en mar abierto con el pretexto de detener el tráfico de drogas, dijo, y subrayó: «Quizás una Edad de Piedra Global se ha abatido sobre la humanidad».  Denunció también la expulsión de millones de migrantes, la muerte de 70.000 personas en Gaza y la falta de medidas contra la crisis climática, subrayó: Todo «está ligado y obedece a la misma causa: la migración es una excusa para una sociedad rica, blanca y racista se crea la raza superior, sin darse cuenta de que sus líderes los llevan con toda la humanidad al abismo de su propia extinción».

Destacó los logros de su Gobierno en materia de tráfico de drogas, como la mayor cantidad de cocaína incautada en el país entre 2023 y 2024, y la extradición de 700 narcotraficantes a los Estados Unidos y la Unión Europea, y afirmó que sus políticas, que consisten en sustituir los cultivos de coca en lugar de obligar a los campesinos a utilizar veneno para erradicarlos, son más eficaces, a diferencia de la violenta guerra contra las drogas, que es un fracaso. Refiriéndose al ataque contra los jóvenes desarmados, algunos de los cuales eran colombianos, dijo: «La política antidroga no es para detener la cocaína que llega a los Estados Unidos, [...] es para dominar los pueblos del Sur en general».  A pesar de sus logros, había sido «descertificado» por el presidente [de Estados Unidos] Donald J. Trump, dijo, «sin que tuviera ningún derecho a hacerlo, ni humano, ni divino, y sin razón mental», porque su Gobierno quería obligar a decenas de miles de campesinos a llevar a cabo su política exterior, influenciado por los grupos mafiosos de Colombia.

«Yo mismo denuncié con nombre propio a estos políticos del paramilitarismo narcotraficante, con nombre propio en el Congreso de la República   siendo senador», continuó. «Me quisieron matar muchas veces por ello. Y quisieran que no fuera presidente». Su descertificación fue el resultado de la influencia de esos grupos, que no querían que se eligiera a otro presidente progresista, dijo, y añadió: «Confisqué la mayor cantidad de cocaína en la historia del país y me han destituido». Durante su mandato, su Gobierno detuvo el aumento de la tasa de expansión de los cultivos de coca, reduciéndola al 3 % desde la del expresidente [Iván] Duque [Márquez], cuando era del 43 %, dijo, señalando que la campaña de este último fue financiada por un narcotraficante.  «En cambio, me descalifican», dijo.  Mientras que los verdaderos narcotraficantes viven en Nueva York o Miami, los jóvenes pobres en lanchas rápidas intentaban escapar de la pobreza, dijo, condenando los asesinatos y pidiendo que se abran causas penales contra funcionarios estadounidenses, «incluido el máximo funcionario, el presidente Trump».

Subrayando que la política de su país «no es una política antidroga, sino una política contra los narcotraficantes», destacó otros logros de su Gobierno, como la tasa de desempleo más baja de su historia, el desarrollo de la agricultura en un 10 % y de la industria en un 5 %.  En cuanto a Gaza, dijo: «Trump es cómplice de genocidio. Este foro es testigo mudo de un genocidio». Las Naciones Unidas debe hacer cumplir las decisiones de la Corte Internacional de Justicia; debe detener el genocidio mediante una votación de la Asamblea General; y debe establecer una fuerza de mantenimiento de la paz para proteger a los palestinos.  «En lugar de los cascos azules, que carecen de formación, necesitamos un poderoso ejército de países que no acepten el genocidio», subrayó, y añadió: «Ya hemos tenido suficientes palabras; para usar el lema de [el estadista y militar venezolano Simón] Bolívar, «La libertad o la muerte».